Nuestros Memoriales cuentan la historia de vida de nuestros seres queridos a través de textos, imágenes, videos y audios, en donde podemos incluir incluso algunas canciones de su música favorita. Hemos creado una forma sencilla de mostrar todo esto en un solo lugar, solo debes escanear con un dispositivo móvil la Placa Memorial para acceder y compartir con tu familia y las futuras generaciones de estos recuerdos de tus seres queridos.
Uniones Eternas nace de la necesidad de homenajear y recordar de forma cariñosa a quienes nos brindaron lo mejor de ellos mientras caminaron con nosotros, para que su recuerdo se mantenga por siempre.
Cuente su propia Historia
Valentina Morales Nació en Santiago, desde chiquita, Valentina siempre mostró una creatividad increíble y una curiosidad que no tenía fin. Le encantaban las artes, desde pintar hasta tocar música. Pero lo que más la hacía brillar era la escritura, donde encontró su propia voz. Escribía poesías y relatos que reflejaban lo especial que era y cómo veía el mundo.
Esa fue Valentina, nuestra joyita llena de amor y pasión por la vida. Aunque su tiempo fue cortito, dejó una huella imborrable en todos nosotros.
Rodrigo Martinez fue un hombre excepcional cuya vida estuvo marcada por su dedicación a su familia y su generosidad hacia los demás. Nació en un pequeño pueblo en la Región del Maule, donde aprendió desde joven el valor del trabajo arduo y la importancia de los lazos familiares.
Rodrigo fue un esposo amoroso y dedicado con mi mamá, compartiendo cada alegría y desafío con su compañera de vida durante más de cuarenta años. Juntos, construyeron un hogar lleno de amor y valores sólidos que nos transmitieron.
Lunita, mi encantadora gatita de pelaje negro como la noche, iluminó mi vida y la de mi familia desde el momento en que llegó a nuestras vidas. Nacida el 1 de junio de 2010, Lunita fue mucho más que una simple mascota; fue una compañera leal y un miembro querido de la familia.
Desde sus primeros días, demostró tener una personalidad juguetona y cariñosa. Siempre estaba lista para jugar, perseguir juguetes y ronronear suavemente cuando la acariciabamos. Su presencia tranquila y afectuosa se convirtió en un consuelo constante para nuestra familia, brindándonos alegría y afecto incondicional.